viernes, 29 de noviembre de 2013
jueves, 1 de noviembre de 2012
Receta
Receta perteneciente a la colección del Museo de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Buenos Aires.
La Dra. Carnevale Bonino que fuera Directora del Museo de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la U.B.A. testimonió: "La llegada a nuestro Museo de la Farmacia de una receta escrita en latín; fechada en 1900 y firmada por el Dr. Lucilo del Castillo, fue lo que nos impulsó a indagar los antecedentes de este médico argentino [...] Durante la guerra [de la Triple Alianza] se vinculó a Mitre siendo su médico y amigo de toda la vida, también lo fue de su hermano Emilio, que enfermó en agosto de 1874...".
Bibliografía: D'ALESSIO DE CARNEVALE BONINO, Rosa C. El Dr. Lucilo del Castillo. Su vida, su actuación. Buenos Aires, 1978. pp.1 y 12
La Dra. Carnevale Bonino que fuera Directora del Museo de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la U.B.A. testimonió: "La llegada a nuestro Museo de la Farmacia de una receta escrita en latín; fechada en 1900 y firmada por el Dr. Lucilo del Castillo, fue lo que nos impulsó a indagar los antecedentes de este médico argentino [...] Durante la guerra [de la Triple Alianza] se vinculó a Mitre siendo su médico y amigo de toda la vida, también lo fue de su hermano Emilio, que enfermó en agosto de 1874...".
Bibliografía: D'ALESSIO DE CARNEVALE BONINO, Rosa C. El Dr. Lucilo del Castillo. Su vida, su actuación. Buenos Aires, 1978. pp.1 y 12
La amistad de Cándido López y el Dr. Lucilo del Castillo
Cándido López
Autorretrato
Cándido López
Fotografía
Durante la Guerra del Paraguay o Triple Alianza, en el sangriento ataque de Curupaytí, el conocido pintor argentino Cándido López recibió graves heridas. Un casco de metralla le despedazó la mano derecha. En el Hospital de Sangre de Curuzú el Dr. del Castillo realizó la primera intervención. Luego en Buenos Aires, fue operado por el mismo cirujano que debió amputarle el antebrazo hasta arriba del codo. Esa amputación fue necesaria para salvarle la vida. A pesar de la adversidad, durante dos años y con gran voluntad, el pintor reeducó su mano izquierda y pintó para su médico, como testimonio de gratitud la tela titulada Rancho en el que vivió el doctor del Castillo en el campamento de Tuyutí, en el año 1865. Este óleo fue donado por la familia del Castillo al Museo Histórico Enrique Udaondo, de Luján.
Rancho en el que vivió el doctor del Castillo...
Bibliografía: Codeseira del Castillo, Celia. Lucilo del Castillo y la medicina de su tiempo. Buenos Aires, Santiago Apóstol 2002. p. 23.
DIARIO DE VIAJE DE CANDIDO LÓPEZ:
"Regresé, y cuando estaba próximo a la zanja vi las cabezas de las columnas de la División Arredondo que ya iban a trasponer la zanja en cuestión. Me senté al pie de un tronco que había inmediato a ella y con un pañuelo empecé a vendarme la herida. Cuando las tropas de la Segunda División habían terminado su pasaje, vino hasta mí mi asistente, que se había enterado de mi herida. En ese momento yo siempre sentado, estaba mirando en dirección a la trinchera. El sacó un gran pañuelo a cuadros blancos y colorados y con él hacía sombra a mi herida. De pronto una granada estalló a nuestro lado y uno de sus cascos hirió mortalmente a mi estimado González, cuyo pañuelo cayó sobre mi herida. Este doloroso suceso me hizo pensar que debía buscar una posición menos expuesta a las balas del enemigo, y me introduje en la zanja, habiéndome en esta situación puesto el brazo en cabestrillo, sirviéndome para ello del pañuelo que me dejó mi asistente. Desde allí estuve observando largo rato la batalla, esto me sirvió para recuperar las fuerzas, pero mi herida era sumamente dolorosa. No sé qué tiempo estuve en esta posición, cuando de repente oí el toque de atención y retirada. Volví la vista de donde partía, y vi al general Mitre, siempre con su viejo trompa de órdenes en una actitud tal que me infundió las fuerzas que necesitaba así, por mis propios medios, poder trasladarme a mi campamento en Curuzú, a donde llegué ya tarde, encontrándome con el Dr. Lucilo del Castillo, quien con toda solicitud puso hilas y vendas."
El Tribuno, San Nicolás, 29-VIII-1940
"Regresé, y cuando estaba próximo a la zanja vi las cabezas de las columnas de la División Arredondo que ya iban a trasponer la zanja en cuestión. Me senté al pie de un tronco que había inmediato a ella y con un pañuelo empecé a vendarme la herida. Cuando las tropas de la Segunda División habían terminado su pasaje, vino hasta mí mi asistente, que se había enterado de mi herida. En ese momento yo siempre sentado, estaba mirando en dirección a la trinchera. El sacó un gran pañuelo a cuadros blancos y colorados y con él hacía sombra a mi herida. De pronto una granada estalló a nuestro lado y uno de sus cascos hirió mortalmente a mi estimado González, cuyo pañuelo cayó sobre mi herida. Este doloroso suceso me hizo pensar que debía buscar una posición menos expuesta a las balas del enemigo, y me introduje en la zanja, habiéndome en esta situación puesto el brazo en cabestrillo, sirviéndome para ello del pañuelo que me dejó mi asistente. Desde allí estuve observando largo rato la batalla, esto me sirvió para recuperar las fuerzas, pero mi herida era sumamente dolorosa. No sé qué tiempo estuve en esta posición, cuando de repente oí el toque de atención y retirada. Volví la vista de donde partía, y vi al general Mitre, siempre con su viejo trompa de órdenes en una actitud tal que me infundió las fuerzas que necesitaba así, por mis propios medios, poder trasladarme a mi campamento en Curuzú, a donde llegué ya tarde, encontrándome con el Dr. Lucilo del Castillo, quien con toda solicitud puso hilas y vendas."
El Tribuno, San Nicolás, 29-VIII-1940
Publicaciones
"La disentería, el cólera y el paludismo diezmaron los ejércitos que intervinieron en la Guerra del Paraguay. Actuó en la Sanidad Militar el doctor Lucilo del Castillo, quien con precisión, seguridad, agudeza y sagaz observación, describe en su tesis, presentada en 1870, para optar al título de Doctor en Medicina, las epidemias que de esas enfermedades se produjeron durante la campaña...."
Bibliografía: CARNEVALE BONINO, Pablo y D'ALESSIO DE CARNEVALE BONINO, Rosa C. Disentería, Cólera y Paludismo en la Guerra del Paraguay. La tesis del Dr. Lucilo del Castillo. Buenos Aires, 1978. p.21
sábado, 30 de julio de 2011
viernes, 29 de julio de 2011
Biografía
El doctor Lucilo del Castillo integró el grupo de intelectuales que preparó el terreno a la Generación del 80. Ese grupo conocido como la generación de la guerra haciendo alusión a la del Paraguay- reunió a partir de 1865 a figuras que serían muy destacadas. Entre ellas estaban: los futuros presidentes Roca, Pellegrini y Victorino de la Plaza; el escritor Lucio V. Mansilla, el historiador José Ignacio Garmendia; los fundadores de partidos políticos Aristóbulo del Valle y Leandro N. Alem; periodistas, diplomáticos y médicos como los doctores Pedro Mallo, Ricardo Gutiérrez, Biedma, Golfarini y Caupolicán Molina.
Estos jóvenes, de firme convicción liberal, llegaban tras los rasgos románticos de Caseros y sentían la responsabilidad de engrandecer la Nación, que surgía organizada después de la constitución de 1853.
Del Castillo actúo en varias epidemias que tuvieron lugar en el siglo pasado y en especial las desarrolladas durante la guerra del Paraguay.
Este trabajo se propone realizar nuevos aportes para completar los estudios biográficos existentes y paralelamente tomar contacto con la terapéutica de la época a través de las publicaciones realizadas por el destacado profesional.
Su infancia:
Del Castillo nació el 31 de octubre de 1838 en la Bajada de Paraná, provincia de Entre Ríos. Su padre don Vicente del Castillo (1809-1874) fue ministro de Hacienda de la Nación, diputado en la Legislatura Provincial y gobernador delegado. Pasó a la historia porque siendo el último ministro de Hacienda de la Confederación durante la presidencia del doctor Derqui- puso como garantía todos sus bienes para responder a las exigencias de la administración, obligándolo a enajenar sus propiedades, perdiéndolo todo cuando el país se unificó al asumir las nuevas autoridades de Buenos Aires.
Su abuelo, don Celedonio José del Castillo (1763-1841), -emparentado con el General Belgrano- colaboró en 1810 en la campaña que éste llevó sobre el Paraguay como subdelegado del Departamento de Concepción en Misiones, sirviendo luego como Ministro de los Gobernadores de la Provincia de Entre Ríos Solaz, Barrenechea y Echagüe; y de Secretario en el Honorable Congreso Entrerriano entre 1832 y 1837.
Su bisabuelo fue el escribano don Jorge del Castillo (? - 1768) que ofreció sus servicios en la expedición que partió de Montevideo hacia las Misiones en el año 1755.
Se puede afirmar que desde niño, con el ejemplo de sus mayores, aprendió a amar a su patria y cuando tuvo oportunidad transformó ese sentimiento en acción y servicio.
Sus estudios:
Empezó su carrera científica en el histórico Colegio de Concepción del Uruguay, fundado por el general Justo José de Urquiza. En sus aulas inició la amistad con el futura presidente de la República, el estudiante Julio Argentino Roca. Continuó sus estudios de derecho en ese establecimiento y luego se trasladó a Buenos Aires para estudiar medicina, con una beca otorgada por el general Urquiza. Y paradójicamente, será el médico que firmará el certificado de defunción luego del asesinato de Urquiza ocurrido el 11 de abril de 1870.
Bibliografía:
- Codeseira del Castillo, Celia. Lucilo del Castillo y la medicina de su tiempo. Buenos Aires, Editorial Armerías, 2002.
Estos jóvenes, de firme convicción liberal, llegaban tras los rasgos románticos de Caseros y sentían la responsabilidad de engrandecer la Nación, que surgía organizada después de la constitución de 1853.
Del Castillo actúo en varias epidemias que tuvieron lugar en el siglo pasado y en especial las desarrolladas durante la guerra del Paraguay.
Este trabajo se propone realizar nuevos aportes para completar los estudios biográficos existentes y paralelamente tomar contacto con la terapéutica de la época a través de las publicaciones realizadas por el destacado profesional.
Su infancia:
Del Castillo nació el 31 de octubre de 1838 en la Bajada de Paraná, provincia de Entre Ríos. Su padre don Vicente del Castillo (1809-1874) fue ministro de Hacienda de la Nación, diputado en la Legislatura Provincial y gobernador delegado. Pasó a la historia porque siendo el último ministro de Hacienda de la Confederación durante la presidencia del doctor Derqui- puso como garantía todos sus bienes para responder a las exigencias de la administración, obligándolo a enajenar sus propiedades, perdiéndolo todo cuando el país se unificó al asumir las nuevas autoridades de Buenos Aires.
Su abuelo, don Celedonio José del Castillo (1763-1841), -emparentado con el General Belgrano- colaboró en 1810 en la campaña que éste llevó sobre el Paraguay como subdelegado del Departamento de Concepción en Misiones, sirviendo luego como Ministro de los Gobernadores de la Provincia de Entre Ríos Solaz, Barrenechea y Echagüe; y de Secretario en el Honorable Congreso Entrerriano entre 1832 y 1837.
Su bisabuelo fue el escribano don Jorge del Castillo (? - 1768) que ofreció sus servicios en la expedición que partió de Montevideo hacia las Misiones en el año 1755.
Se puede afirmar que desde niño, con el ejemplo de sus mayores, aprendió a amar a su patria y cuando tuvo oportunidad transformó ese sentimiento en acción y servicio.
Sus estudios:
Empezó su carrera científica en el histórico Colegio de Concepción del Uruguay, fundado por el general Justo José de Urquiza. En sus aulas inició la amistad con el futura presidente de la República, el estudiante Julio Argentino Roca. Continuó sus estudios de derecho en ese establecimiento y luego se trasladó a Buenos Aires para estudiar medicina, con una beca otorgada por el general Urquiza. Y paradójicamente, será el médico que firmará el certificado de defunción luego del asesinato de Urquiza ocurrido el 11 de abril de 1870.
Bibliografía:
- Codeseira del Castillo, Celia. Lucilo del Castillo y la medicina de su tiempo. Buenos Aires, Editorial Armerías, 2002.
Histórico Colegio de Concepción del Uruguay
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